domingo, 25 de febrero de 2018

EL GOBIERNO DE MALASIA CONDENA AL BOLIVIANO VICTOR EDUARDO VARGAS A LA HORCA


MALASIA: PAÍS ASIÁTICO ESTRICTO EN CUANTO AL TRÁFICO DE DROGAS
IMAGEN DE LAS PETRONAS EN MALASIA: PIXABAY /Peterguyen11

Malasia es un país altamente turístico donde acuden personas de todo el mundo por su calidad de vida.  Se conoce como un lugar ideal no solo para estar en las vacaciones sino también para residir por las increíbles oportunidades de trabajo para quienes cumplen sus requerimientos.  Lo lamentable es  que se ha caracterizado por su rigidez en cuanto a sus leyes que están amparadas por su constitución.

Una de las leyes  más estrictas es en cuanto al tráfico de drogas que es  pagada con la pena capital, siendo los pequeños traficantes así como los consumidores los principales en caer en este tremendo problema ya que en los países asiáticos se llegan a estos extremos no así como en los países ubicados en el occidente.

Así es el caso de este ciudadano boliviano Victor Eduardo Parada Vargas de 30 años de edad que por problemas financieros tuvo que ir como pequeño traficante sin experiencia  a Malasia en donde fue capturado el año 2013 y condenado en enero de este año 2018 a la horca por el delito de narcotráfico.

Él nació en Santra Cruz de la Sierra - Bolivia, vivió en España desde el año 2002 hasta el año 2009, es carpintero y su familia pide que su sentencia la cumpla en su país natal Bolivia que no sea condenado a muerte y para eso la iglesia católica de su ciudad también pide que el gobierno boliviano interceda con el de  Malasia ya que no hay consulado boliviano en ese país, para que no sea condenado a muerte.

La situación está muy difícil para Victor ya que  las condiciones que ahora se encuentra no son las mejores, duerme en el suelo, no está en una de las mejores cárceles en el extranjero y está en un increíble riesgo  por que se cumpla esta sentencia que es muy criticada por las Organizaciones Internacionales de Derechos Humanos hacia todos los países asiáticos que insisten en llevar a cabo a pesar de que ya vivimos en pleno siglo 21.

FUENTES
EL DEBER
EL CONFIDENCIAL





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